JOSÉ ECHENAGUSIA ERRAZQUIN
(Fuenterrabia, 1844 – Roma, 1912)
Aunque en su juventud alternó su formación artística con un trabajo como empleado de ferrocarriles en Bilbao, la muerte de una tía (víctima de un bombardeo carlista) le procuró una herencia que le permitió seguir su vocación e ir a Roma, ciudad donde se instalaría de forma permanente, convirtiéndose en el anfitrión y referente de todos los pintores vascos que pasaban por la Ciudad Eterna, donde abrió una tienda-galería de arte además de impartir clases en la Academia Chigi.
Su gran talento como artista le permitió tener clientes y éxitos internacionales, realizando obras de temática muy variada propia de la pintura romántica: motivos religiosos, orientalizantes, históricos, vistas de Venecia, asuntos literarios... Obtuvo una segunda medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1884, y participó en la decoración de los palacios de la Diputación de Bizkaia y de Gipuzkoa.
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